Salome SN.
¿De quien es ese tintineo
que resuena como maldiciones?
¿De quien son esos lentos pasos
que caen como la nieve?
¿De quien es esa pálida silueta?
¿A caso la luna ha venido a seducirme?
A caso la luna desea deslumbrarme con su blancura.
Acaso este temblor es producto de su presencia.
No, no son mis manos las que tiemblan con el deseo febril de tocarla.
Atrás hija de Babilonia
de tus encantos no puedo ser preso.
Aunque ahora sueñe con el delirio de un beso.
Atrás hija de la perdición
no nubles mi conciencia con la belleza de tus ojos,
tu que tienes el encanto de un ángel y el alma de un demonio,
o acaso eres un ángel con el encanto de un demonio.
Atrás hija de Sodoma
Tu voluptuosidad me pierde del camino
Algunos somos condenados a resistir por el bien del mundo
Pero tus labios son el único bien al que quiero condenarme.
Atrás hija de Gomorra
Si sedo ante tu presencia me perderé a mi mismo.
Ese aleteo es del ángel de la muerte.
La profecía se ha cumplido, Jo’koan ha perdido la cabeza por una mujer.
Quítala de mi cuerpo y déjame descansar
que el placer de verte me contamina.
No me dejes pecar más
es igual el que toca la carne como el que muere en el deseo febril de poseerla.
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