Cuentame los secretos que le ocultas a la noche
aquellos que sonrojan tus mejillas al amanecer
Cuentame de esos miedos que te hacen llorar como un niño,
los que te hacen gritar y develan tus sueños.
Cuentame de tus perversas fantasias,
esas que te convierten en amo y esclavo, en malvado redentor.
Cuentame todo, todo aquello que quieras contarme,
o mejor no lo hagas, que yo escavare en tus ojos hasta encontrar
todo aquello que me intriga.
Al fin de cuentas es lo que mejor se hacer.
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